Ex alcalde de San Nicolás, ex alcalde de Monterrey. Es el contrincante que más tarde llega al ring electoral. Su nombre empezó a sonar a finales del año pasado en medio del proceso interno en el PAN que ganó frente al senador con licencia Víctor Fuentes. Su participación en redes es de nicho; es decir, le siguen panistas, le siguen simpatizantes por lo que sus niveles de interacción son altísimos en comparación del tamaño de su comunidad digital.
Contenido: El aspirante panista ha dedicado sus publicaciones a su ideario político partidista, además de preparar el terreno para una contienda de civilidad. También ha dado cuenta del paso a paso de su registro como candidato. Su apuesta será, al parecer, que los primeros lugares se contrapongan y así, discretamente, como tercer lugar dar la sorpresa. Sin embargo, no le alcanzan los números: el tamaño de su comunidad es el más pequeño y, aunque de buena calidad, insuficiente para una gubernatura.
Tono: En la clasificación de mensajes, donde los residuales, dominantes y emergentes se distinguen claramente entre sí, los de Larrazabal son racionales, dominantes, solemnes y casi residuales. En otras palabras: empolvados. Capturará así a los adultos mayores, al segmento informado y conservador, no así a la juventud ni a las poblaciones disruptivas.
Transparencia: Aunque de reciente creación, la página de facebook de Larrazabal ha invertido 249 mil pesos. Es público que al menos 20 personas le apoyan para generar, publicar, editar y moderar esta plataforma. En Twitter es notable su inversión en amplificación digital automatizada.
Prestigio digital: Rezagado, tanto en cobertura noticiosa, como en posicionamiento en buscadores. Todo se debe a su arribo muy reciente a ring electoral. Sin embargo, tiene trabajo de relaciones públicas y sitio de internet, por ahora solo reservado y con controles de seguridad suficientes. Desde luego no es tendencia ni como tema ni como figura política. Siendo optimistas, tiene mucho por ganar porque en digital prácticamente no tiene nada.