La designación de los llamados diputados plurinominales ha vuelto a abrir las heridas que atraviesan a Morena desde el tumultuoso proceso de elección interna del año pasado. Porfirio Muñoz Ledo cargó esta semana con dureza contra la peculiar selección de candidatos que la legislación mexicana, en aras de la proporcionalidad en la cámara, reserva directamente a las direcciones de los partidos en forma de cupos. “Considero corrupta y artera la campaña que el presidente del partido, Mario Delgado Carrillo, ha desatado para impedir a toda costa mi reelección como diputado federal”, señaló Muñoz Ledo en una carta pública tras conocerse la decisión de Morena de dejarle fuera de las listas.
La andanada vuelve a incendiar el frente de batalla entre los dos sectores en los que está dividido el partido desde la larga y fatigosa disputa por la presidencia. El triunfo en octubre de Delgado, tras una polémica segunda vuelta, supuso la victoria del sector más liberal y pragmático dentro del partido. Mientras que la derrota de Muñoz Ledo relegó al ala más ortodoxa, representada en todo caso por la secretaria general, Citlalli Hernández. Las aguas se habían calmado tras los explosivos cruces de acusaciones durante e inmediatamente después de los comicios internos. Pero el inminente arranque de la campaña de las elecciones del 6 de junio, que renovarán la Cámara de Diputados y a los gobernadores de 15 de las 32 entidades federativas ha vuelto a elevar la temperatura del conflicto.
Desde la dirección del partido defienden que la decisión no está relacionada con las pugnas intestinas. “Muñoz Ledo no se registró al proceso interno del partido. Y ahora está cargando contra Mario Delgado, pero él no es el único miembro de la comisión que elige a los candidatos”, apunta una fuente de la presidencia del partido. El órgano que en última instancia decide los candidatos es la Comisión Nacional de Elecciones y está integrado tanto por Mario Delgado, como por Citlalli Hernández; además de Esther Gómez, secretaria de la Diversidad Sexual; Carlos Evangelista, secretario de Combate a la Corrupción; y el senador Alejandro Peña.
“La selección fue injusta y dedocrática. Se prefirieron miembros del PRI y del PAN sobre los nuestros”, incidió Muñoz Ledo en su carta, con relación al complejo y particular método de elección de los diputados plurinominales. Un sistema heredado de la época de hierro del PRI, cuando los resultados de las elecciones daban la victoria al partido hegemónico en prácticamente todas las alcaldías, curules y escaños del país. Para garantizar cierta proporcionalidad en las cámaras, en 1977 se estableció una política de cupos para el resto de partidos. Hoy en día, de los 500 asientos en el congreso, 300 se deciden en las urnas, mientras que los otros 200 son de representación proporcional o plurinominales.
Antes de los comicios, las direcciones de los partidos elaboran una listas con sus candidatos. Una vez concluido el proceso electoral, el Instituto Nacional Electoral (INE) es el encargado de decidir el número de parlamentarios reservado a cada partido según el principio de proporcionalidad. En su lista de candidatos a diputados plurinominales, Morena ha incluido en los primeros puestos, los que aseguran un sillón en el hemiciclo, a empresarios, exfuncionarios públicos, alcaldes y diputados que lograron su plaza por el mismo método y podrán ser reelegidos, extremo al que aspiraba Muñoz Ledo.
Con el criterio de seleccionar “perfiles que potencien adecuadamente la estrategia político-electoral del partido”, según las directrices de Morena, una de las primeras en la lista es la empresaria y economista Patricia Armendáriz, consejera de Grupo Financiero Banorte. En los primeros puestos aparece también Antonio Pérez Garibay, padre del piloto de Formula 1 Sergio Checo Pérez, quien ya había sido senador suplente, así como Miguel Torruco Garza, hijo del actual secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués. También ha sido incluida la exsecretaria general del partido Yeidckol Polevnsky, quien cerró filas con la candidatura de Delgado.
Ataques al INE
Tanto López Obrador como la dirigencia del partido han elevado en las últimas semanas el tono de sus intervenciones, profundizado su pulso en diferentes frentes con vistas a las elecciones federales y locales de junio. Durante la presentación este martes del informe de actividades del año, el presidente mantuvo su beligerante discurso con relación al sector energético y el Poder Judicial en el marco de la polémica reforma eléctrica que permanece suspendida por decisión de los jueces. Mientras que Delgado volvió a cargar contra los consejeros del INE, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
El presidente de Morena llamó el lunes “traidores a la democracia” a ambos consejeros después de que el INE decidiera anular más de 40 candidaturas de Morena. Entre ellas la de Felix Salgado Macedonio, el aspirante de Morena a la gubernatura de Morena, acusado de violación, cuyo apoyo inquebrantable desde Palacio Nacional ha despertado también duras críticas de más de un centenar de mujeres militantes de la formación, incluidas varias senadoras y diputadas federales. Este martes, tras presentar las impugnaciones del partido sobre las cancelaciones de sus candidatos, Delgado incidió a las puertas de la sede del organismo electoral en sus críticas contra los consejeros: “son alfiles de la derecha conservadora para enfrentar nuestro movimiento”.
Los ataques a los organismos autónomos han sido una constante desde la llegada al poder del López Obrador. Bajo acusaciones de costosos e inútiles, la campaña del presidente ha despertado también la preocupación sobre un posible intento de redefinir el andamiaje que acompañó a la transición democrática en aras de una reconcentración de poder en manos del Ejecutivo. Delgado acentuó este martes la confrontación al acusar al INE de seguir “funcionando con los viejos vicios de la mafia del PRIAN. Esta institución fue rebasada por el pueblo de México”, abriendo incluso la puerta a una posible reforma del instituto.